Las estadísticas oficiales revelan que más de dos tercios de los estudiantes universitarios abandonan el hogar paterno para vivir solos, pero distan mucho de ser completamente independientes. Diversos factores explican esta situación, algunos de ellos económicos y residenciales. De hecho, los estudiantes reciben apoyo familiar de diversas formas para compensar la precariedad financiera que conlleva su necesidad de independencia.

Según cifras publicadas en 2013, alrededor del 32% de los estudiantes sigue viviendo con sus padres, mientras que el 35% vive solo o en pareja. Por otro lado, el 13% opta por alojamiento compartido, mientras que el 12% lo elige. Los datos revelan que los estudiantes adquieren independencia en cuanto a vivienda con la edad. En este sentido, el 45% de los menores de 21 años vive con sus padres, mientras que esta proporción no supera el 12% en los mayores de 24 años.

Los indicadores también destacan que el tamaño de los municipios, así como la región, influyen en la independencia habitacional de los jóvenes. La proporción de estudiantes afectados alcanza el 57% en París. Mientras que en los municipios provinciales medianos y grandes, esta proporción se mantiene entre el 22% y el 32%. Esta disparidad se explica por la distancia entre el hogar paterno y la universidad, además de la migración de los jóvenes a las grandes ciudades que ofrecen oportunidades educativas más atractivas. Cabe señalar también que en la región parisina, por ejemplo, es difícil encontrar alojamiento estudiantil , además de la disponibilidad de transporte a las distintas universidades.

Dejar el hogar no implica necesariamente romper con los padres. De hecho, las cifras muestran que el 32 % de los jóvenes regresa a casa de sus padres dos o tres fines de semana al mes. Este porcentaje asciende al 43 % en el caso de los estudiantes que comparten piso. Las estadísticas también indican que el 69 % de los estudiantes recibe alimentos, mientras que el 32 % utiliza el vehículo familiar. Por otro lado, el 75 % de los jóvenes recibe regalos de sus familias para mejorar su vida diaria.

Independencia económica, una realidad diferente

Los estudios realizados, centrados en las condiciones económicas de los estudiantes universitarios, demuestran que, a igualdad de condiciones de vivienda, se observan disparidades en la independencia económica de los jóvenes. De hecho, las observaciones permitieron establecer cuatro grupos distintos. El primer grupo está formado por los "cohabitantes económicamente dependientes", que representan el 29% de la población encuestada, viven con sus padres y dependen totalmente de la familia.

El segundo grupo es el de los "cohabitantes económicamente dependientes", que representan el 43% de los estudiantes. Estos jóvenes viven en una vivienda independiente, pero aun así reciben ayuda de sus padres para sus diversas necesidades económicas. El tercer grupo es el de los "cohabitantes económicamente independientes", que viven con sus padres, pero cubren sus necesidades materiales mediante una actividad remunerada o prácticas de estudio y trabajo , paralelamente a sus estudios. Este grupo constituye tan solo el 3% de los jóvenes universitarios. Por último, el grupo de los "emancipados", que representan el 25% de los jóvenes estudiantes, disponen de vivienda propia y total autonomía financiera.

Más del 50% de los estudiantes experimentan dificultades económicas, mientras que el 16% declara no contar con recursos suficientes para cubrir sus necesidades mensuales. Esto refleja la fragilidad económica, especialmente entre los estudiantes económicamente dependientes que viven separados y los que conviven económicamente independientes. En definitiva, la independencia está lejos de ser alcanzada por los jóvenes universitarios que aún enfrentan dificultades económicas.