Datos oficiales revelan que el 20% de los estudiantes cambian de trayectoria profesional tras la evolución de su plan de carrera durante el primer año de universidad. Esta es una situación confusa que los jóvenes deben abordar adecuadamente para integrarse mejor en la vida laboral. De hecho, después de un año, algunos jóvenes desean cambiar de rumbo, pero temen perder un año en su vida estudiantil. Sin embargo, debemos ver las cosas con optimismo, ya que este error es un reto superable y no un fracaso. Siempre es mejor compensarlo que continuar por un camino que no es el suyo ni se corresponde con sus aspiraciones. El año "perdido" permite al estudiante comprenderse mejor a sí mismo y adquirir conocimientos que pueden serle útiles. Debemos dejar de sentirnos culpables, porque todos tenemos derecho a equivocarnos.

 

Razones para una reorientación

El estudiante debe comprender el motivo de la reorientación y definir las razones y motivaciones profundas que lo impulsan a cambiar de rumbo. Se recomienda usar el mapa mental para comprender las verdaderas motivaciones de dicha necesidad de cambio. Una tabla con los argumentos a favor y en contra puede resultar necesaria para detallar las verdaderas razones. Estas pueden ser diversas, como la falta de interés en las asignaturas impartidas en una rama en particular o una formación insatisfactoria. También existe la inadecuación de los estudios realizados a su futuro proyecto profesional, un entorno demasiado competitivo o ansioso en la especialidad elegida, la aparición de un nuevo interés por una profesión diferente, la falta de oportunidades en el mercado laboral, etc. Una de las principales razones es que muchos cursos universitarios no permiten realizar prácticas profesionales, a diferencia de las grandes écoles, por ejemplo. Esto no permite adquirir experiencia profesional ni ampliar el currículum.

 

Cuando un joven se da cuenta de que no le interesan los estudios, le conviene dar un nuevo rumbo a su vida estudiantil que favorezca su futura carrera. El proyecto profesional se configura con el tiempo en función de sus deseos y habilidades, además de las oportunidades que se le ofrecen.

 

Método para realizar un cambio durante los estudios

Cuando un estudiante sigue un curso que no le conviene, es prudente seguir su instinto. No debería tener miedo al cambio, tras consultar con sus seres queridos para definir su plan de estudios. Después, sería el momento de revisar las diferentes posibilidades de cambio durante el año o a principios del siguiente.

 

Entre las posibilidades a considerar se encuentran las admisiones escalonadas. Esto implica inscribirse en cursos de modalidad acelerada en enero, febrero o marzo, según la institución. Algunos cursos son directamente accesibles en el segundo año o en el programa de maestría, según el título obtenido. Por lo tanto, existen ramas a las que se puede acceder tras un examen de admisión. Por lo tanto, es recomendable aprovechar el año en curso para repasar y prepararse para presentar el examen de admisión al inicio del curso escolar. En algunos casos, el estudiante puede verse tentado a cambiar de rumbo por completo y elegir un curso que no tenga nada que ver con lo que está estudiando actualmente. Puede entonces usar el año de preparación para sumergirse en un nuevo universo y empezar de cero al final del año. Tampoco dude en optar por un año sabático, que le permite desconectar de su vida estudiantil y tomarse el tiempo para reflexionar sobre sus elecciones y deseos. Estudiar en el extranjero también puede ser una opción interesante, especialmente para los jóvenes que desean aprender un idioma extranjero, a la vez que descubren un nuevo país y una nueva cultura.

 

La recapacitación como activo en la búsqueda de empleo

Un estudiante que desea cambiar de trayectoria profesional debe planificar su futuro y anticipar su búsqueda de empleo. Debe pensar en las entrevistas de trabajo y en cómo aprovechar su cambio de carrera y presentarlo como una ventaja. Debe ser capaz de explicar que su decisión fue cuidadosamente meditada, destacando sus motivaciones. Inicialmente, la reorientación puede ser mal vista por algunos, pero puede ser una ventaja valiosa que resalta una trayectoria profesional atípica. También demuestra la adaptabilidad de su personalidad, la riqueza de su experiencia y la capacidad de tomar decisiones contundentes. Estos argumentos demuestran la madurez del joven a través de su autocuestionamiento y la elección de su nuevo camino.