No es raro ver a estudiantes aceptar trabajos a tiempo parcial durante sus estudios o durante el verano. Algunos incluso combinan el trabajo con la condición de estudiantes-empleados. Estos trabajos a tiempo parcial ayudan a financiar sus estudios universitarios o a mejorar la vida diaria de estos jóvenes. Pero ¿es esto un trampolín o un obstáculo para su integración profesional?

Trabajos estudiantiles, una experiencia controvertida

Trabajar durante el año académico o el verano es una forma de que muchos estudiantes ganen dinero extra. Estos ingresos pueden ayudarles a financiar parte de sus estudios o mejorar su nivel de vida.

Muchos creen que esta experiencia profesional les permite saber qué quieren hacer a continuación, además de ser una oportunidad para adquirir sentido de la responsabilidad. Es una oportunidad que a menudo cambia su actitud ante la vida, especialmente en términos de madurez. Sin embargo, tener un trabajo, incluso a tiempo parcial o temporal, es una fuente de fatiga y les deja menos tiempo para descansar y pasar momentos agradables con sus amigos. Un trabajo de estudiante puede ser una fuente de estrés, ya que tienen que compaginar las clases con el trabajo pequeño. Por otro lado, las condiciones laborales no siempre son óptimas y las tareas que se les asignan a menudo son ingratas y exceden rápidamente lo acordado inicialmente.

De hecho, algunos empleadores se aprovechan del desconocimiento de la legislación laboral que trabajan como estudiantes. Se vuelve difícil compaginar el trabajo, las clases y la tesis, incluso si es viable. Sin embargo, cuando a esto se suman las dificultades laborales que adquieren mayor importancia que la vida estudiantil, se corre el riesgo de afectar la psicología del estudiante y su formación.

Competencia entre trabajo y estudios

Mientras que algunos estudiantes trabajan por necesidad, otros lo hacen por elección propia, buscando independizarse de sus padres, quienes siguen siendo su principal fuente de ingresos. Pero a medida que envejecen, los jóvenes estudiantes sienten la urgente necesidad de ser independientes.

El beneficio inmediato de un trabajo estudiantil es el dinero, lo que puede impulsar a muchos jóvenes a abandonar sus estudios para buscar empleo. La necesidad de ganarse la vida se vuelve urgente, sobre todo porque muchos estudiantes prefieren irse de casa para cursar sus estudios universitarios. Sin embargo, hay estudiantes que optan por trabajar para mejorar su currículum y adquirir experiencia profesional inicial, incluso optando por trabajos que están lejos de su especialidad.

Tipos de trabajos para estudiantes

En general, existen tres tipos de empleo estudiantil. Primero, está el trabajo temporal, que suele estar muy alejado de la especialización del estudiante y se realiza principalmente durante el verano o como parte de tareas puntuales. Luego está el trabajo de anticipación, que es un primer paso preparatorio para la integración laboral. Este tipo de trabajo suele estar vinculado a los estudios del estudiante. Y finalmente, está lo que comúnmente se denomina empleo permanente. En este caso, se trata de un trabajo temporal, en el que el estudiante se ve envuelto en un frenazo y no puede abandonarlo.

¿Cuales son las ventajas y desventajas?

Los trabajos esporádicos suelen influir negativamente en el currículum del estudiante e incluso pueden afectar su trayectoria profesional. Obviamente, no debemos generalizar; algunos estudiantes se las arreglan bien. Mientras que otros tienen serias dificultades para compaginar estudios y trabajo. Los observadores creen que los trabajos estudiantiles no tienen impacto en los estudios cuando el número de horas trabajadas se limita a 8 horas semanales. En este caso, el trabajo funciona bien cuando implica dar clases particulares o cuidar niños. Por otro lado, los trabajos estudiantiles influyen negativamente en los estudios académicos cuando se extienden por más de seis meses, con una duración superior a 18 horas semanales. Por lo tanto, el trabajo afecta las calificaciones y los resultados, y el riesgo de abandono aumenta, especialmente durante el primer año académico. La situación se agrava cuando el trabajo en cuestión está lejos del área de especialización del estudiante y no contribuye a sus objetivos profesionales.

Trabajar mientras estudia puede prolongar el tiempo de graduación. Esto genera desigualdad en la selección para programas de maestría y otros programas selectivos. Los estudiantes más favorecidos tienen experiencias más enriquecedoras y gratificantes durante su vida estudiantil, especialmente a través de su participación en organizaciones comunitarias. Trabajar en una cafetería o restaurante de comida rápida no facilita la selección en un programa selectivo.

Dicho esto, un trabajo de estudiante no es del todo malo. En este sentido, algunos estudiantes se motivan a través de su empleo y creen que esta experiencia les permite comprender la realidad del mercado laboral. Por lo tanto, trabajar como camarero o repartidor los motiva a dedicarse más a sus estudios. Otros estudiantes desarrollan nuevos conocimientos y habilidades que pueden enriquecer su currículum. Además, cuando el trabajo de estudiante está vinculado a la obtención de un título, la experiencia facilita su integración en el mundo profesional.