Fue una primicia. El año pasado, una treintena de estudiantes de ingeniería de la École Centrale Nantes y Télécom Bretagne asistieron a un curso en línea sobre la adquisición de conocimientos en la web. Un grupo pequeño. En realidad, eran muchos más. El curso es accesible a usuarios de internet de todo el mundo: 1300 estudiantes, desde Madagascar hasta Canadá, pasando por Martinica, siguen la presentación a través de internet.
En la era de las tabletas y los teléfonos inteligentes, las universidades francesas se embarcan en una nueva forma de enseñanza que debería revolucionar el acceso al conocimiento.
Nacidos en Estados Unidos, los cursos online masivos y abiertos (MOOC) llegan ahora a Francia. Se trata de cursos gratuitos en línea ofrecidos por instituciones de prestigio y disponibles para cualquier persona que desee aprender en cualquier parte del mundo. Hoy, cualquier estudiante puede inscribirse en uno de los numerosos MOOC de Harvard, Stanford o el MIT. Mañana, lo harán en la Politécnica, la Sorbona, etc. Geneviève Fioraso, ministra de Educación Superior e Investigación, tenía previsto inaugurar France université numérique (FUN) el miércoles 2 de octubre.
Un acrónimo con resonancias anglosajonas para un tema nacional. FUN ofrecerá una plataforma, implementada por el Instituto Nacional de Investigación en Informática y Automatización (INRIA) de Francia, destinada a facilitar el desarrollo de nuevos servicios digitales para estudiantes. En resumen, el despliegue a gran escala de MOOC a partir de enero de 2014.
Los estudios predicen que en los próximos cinco años el mercado global de la educación en línea experimentará un auge. Hay mucho en juego: no solo necesitamos revolucionar la transmisión del conocimiento, sino también evitar que caiga en manos de unas pocas entidades. El objetivo de este plan de universidad digital es garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a cursos en línea en un plazo de cinco años y, en última instancia, puedan obtener una certificación y, por qué no, un diploma. Este es también uno de los retos de la educación a distancia.
Ya era hora de que Francia se sumara. Mientras que el 80% de las instituciones en Estados Unidos ofrecen cursos en línea, esta cifra es inferior al 3% en Francia. Al otro lado del Atlántico, dos plataformas, Coursera y EdX, fundadas respectivamente por dos profesores de informática de Stanford y por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y Harvard, han invertido 43 y 60 millones de dólares en el desarrollo de herramientas y contenido. Hoy en día, más de tres millones de estudiantes pueden cursar cursos en las universidades más prestigiosas: Stanford, Harvard, MIT, etc.
En Europa, el Reino Unido y España han creado universidades completamente virtuales. Sus estudiantes ya se están graduando. En los próximos días, el Reino Unido también lanzará su plataforma FutureLearn. Alemania hará lo mismo con Iversity. En Francia, la iniciativa del Ministerio de Educación Superior es pionera. Hasta ahora, si bien existía una red para conectar universidades y laboratorios de investigación (Renater, creada en 1993), no se había planificado bien el contenido. Cada uno tenía libertad para desarrollar lo que quisiera en su propio ámbito.
«Obviamente, la tecnología digital no se puede planificar desde arriba», asegura la Sra. Fioraso. «Necesitamos dejar espacio para las iniciativas, pero aún necesitamos tener una visión de lo que es la universidad digital en Francia». En resumen: FUN ayudará a definir qué pueden ser los cursos y las validaciones en línea, a implementarlos y a dar a conocer las mejores prácticas de las instituciones. «La idea es realmente impulsar iniciativas y que se vinculen en la misma plataforma», explica la ministra. Sin imponer nada a las universidades, la autonomía lo exige. No hay un «Gosplan», sino un equipo dedicado al servicio de las universidades.
Durante los últimos meses, se ha lanzado un nuevo MOOC casi a diario. Se han identificado unos sesenta, y veinte de ellos ya están disponibles. Una decena de instituciones, escuelas (Centrale, Mines Télécom, Polytechnique), así como universidades (Bordeaux-III, Montpellier-II, Paris-X, Paris-II), están desarrollando cursos en diversas disciplinas: historia, matemáticas, salud, filosofía, derecho, etc.
DE MAESTRO A SCOUT
En total, este plan se divide en dieciocho acciones, con MOOC que buscan facilitar la implementación de la orientación para estudiantes de secundaria y universidad, así como promover el éxito en los estudios de grado mediante un método de enseñanza diferente. ¿El reto? Que los cursos presenciales, si bien no desaparecerán por completo, serán cada vez menos numerosos.
El profesor, por su parte, deberá pasar de la postura de maestro, desde la plataforma y dominando el conocimiento, a la de explorador junto al alumnado. Apoyo más personalizado, cursos interactivos, tutorías en línea... Como parte de la creación de las Escuelas Superiores de Magisterio y Educación (ESPE), los nuevos profesores deberán formarse en y mediante la tecnología digital. Una de las dieciocho acciones consistirá también en reconocer y promover, en el desarrollo profesional de los docentes-investigadores, su inversión en la integración de la tecnología digital en sus prácticas docentes. Esto supone un gran cambio, dado que hoy en día la carrera de un docente-investigador está más influenciada por su actividad investigadora que por el reconocimiento de su actividad docente.
Para asegurar que esta modernización se arraigue en la conciencia pública, la ley "Fioraso", promulgada en julio, prevé el nombramiento de un vicepresidente responsable de asuntos y recursos digitales en las comunidades universitarias. Con FUN, el ministerio espera, obviamente, evitar que las universidades y escuelas se vuelvan dependientes de las plataformas estadounidenses. FUN contará con un fondo especial de financiación a través de una fundación: se asignarán 12 millones de euros en oleadas sucesivas. Si bien no se impone nada, cada proyecto propuesto deberá ser creativo. Se trata de ir más allá del profesor hablando tras un micrófono...
Más allá de los estudiantes, se dirige a todo el sector de la formación profesional. De los 32 000 millones de euros, las universidades reciben solo el 4 %. Por último, el ministerio, obviamente, se dirige a todos los países francófonos. Aquí también, hay mucho en juego. En ciencia y tecnología, por ejemplo, las élites africanas ahora envían a sus hijos a universidades anglosajonas.
Nathalie Brafman,
periodista de Le Monde.
Fuente: Le Monde, publicado el 02.10.2013 a las 10:50 h. • Actualizado el 02.10.2013 a las 11:45 h.
Más información: http://www.lemonde.fr/enseignement-superieur/article/2013/10/02/l-universite-francaise-passe-de-l-amphi-aux-cours-en-ligne_3488383_1473692.html





