Con los resultados de los exámenes y los preparativos de las vacaciones de verano en pleno apogeo, muchos estudiantes también tienen que empezar a buscar alojamiento para el próximo curso académico.
Ya sea para continuar sus estudios en otra ciudad o país, o simplemente para comenzar su vida adulta, encontrar un lugar para vivir, estudiar o trabajar es una tarea delicada que requiere método, diligencia y algo de suerte.
Surgen entonces muchas preguntas... ¿Cuáles son las diferentes soluciones disponibles? ¿A qué ayuda financiera puedo optar? ¿Qué estrategias debo implementar para gestionar mi vida diaria y los imprevistos? ¿Qué debo hacer en caso de accidente?
¿Habitación universitaria, alquiler o alojamiento compartido?
Si vas a estudiar a otra ciudad y tu presupuesto es muy limitado, puedes solicitar alojamiento en una residencia universitaria o, si vas al extranjero, solicitar una plaza en un campus universitario. Esta es, con diferencia, la solución más económica, pero también la más difícil y la que requiere un mayor tiempo de tramitación. La solicitud debe presentarse entre mediados de enero y finales de abril en el CNOUS (Centro Nacional de Trabajos Universitarios y Escolares). Está reservada para estudiantes cuyos padres tienen bajos ingresos (normalmente aquellos que optan a becas). Si tienes la suerte de ser aceptado, tendrás una habitación o un estudio equipado de diferentes tamaños (entre 9 y 20 m²) cerca de una universidad.
Segunda solución: alquilar o compartir piso suele ser más económico, ya que los gastos se reparten entre todos los inquilinos. Existen muchas páginas web especializadas en alojamiento compartido para estudiantes.
Compartir piso puede ser una solución muy ventajosa y agradable, sobre todo si no te gusta estar solo, pero asegúrate de establecer claramente las normas de funcionamiento del alojamiento compartido desde el principio y de que todos las cumplan. Esta solución suele permitir un espacio habitable ligeramente mayor. Además del dormitorio, que puede tener hasta 20 m², el estudiante también dispone de zonas comunes (cocina, baño y salón) que le permiten sentirse menos apretado que en una habitación. El precio medio del alquiler de un piso compartido varía mucho según el barrio y la ciudad (entre 200 y 600 euros).
Si prefieres estar solo, puedes optar por alquilar un estudio pero el precio a menudo será mucho más alto (entre 500 y 1000 euros) y tendrás un espacio mucho más pequeño pero esta solución puede ser adecuada para alguien que necesita soledad para poder concentrarse mejor o para alguien que quiere aplicar sus propias reglas de vida.
Toda la ayuda financiera para la vivienda a la que tienes derecho
Existen numerosos programas de ayuda financiera para estudiantes o jóvenes profesionales que buscan establecerse por su cuenta.
El CAF (Fondo de Subsidio Familiar) ofrece asistencia financiera para vivienda en diversas modalidades: APL (Subsidio de Vivienda Asequible) para viviendas subvencionadas o ALS (Subsidio de Vivienda Asequible) para viviendas universitarias. El monto de esta ayuda financiera varía, pero se mantiene proporcional al precio del alquiler.
El programa CLE (depósito de alquiler para estudiantes): desde el inicio del curso académico 2014, el Estado ofrece a los estudiantes y jóvenes trabajadores que no pueden beneficiarse de la garantía parental una garantía que les facilita el acceso a la vivienda. La garantía es personal y, en el caso de viviendas compartidas, cada persona debe presentar una solicitud nominativa. Esta garantía permite a los arrendadores recibir una compensación en caso de impago por parte del estudiante o joven.
La Beca de Movilidad Juvenil es una subvención de entre 10 y 100 € al mes. Se puede obtener para cualquier tipo de vivienda y está dirigida a todos los jóvenes menores de 30 años que cursan formación profesional. La solicitud debe presentarse a la empresa que contrató al joven.
El loca-pass es un anticipo gratuito e inmediato para el depósito de la vivienda que permite a los jóvenes evitar el pago de una suma considerable (normalmente equivalente a dos meses de alquiler). Este anticipo es gratuito y no tiene gastos de solicitud; el joven está obligado a devolverlo en un plazo máximo de 36 meses y se concede a cualquier persona que lo solicite.
Gestión diaria, accidentes diarios
Una vez instalado en tu alojamiento, tendrás que aprender a gestionar la vida diaria y los imprevistos cotidianos, que hasta ahora eran gestionados en gran medida por tus padres. Tendrás que aprender a gestionar tu presupuesto, hacer la compra, la limpieza, la lavandería, pagar las facturas de luz, internet, teléfono, etc.
Todas estas nuevas obligaciones pueden resultar intimidantes y abrumadoras para el inquilino novato, por lo que es mejor organizarse, llevar una agenda y no ser demasiado flexible. Si has optado por el alquiler de una residencia universitaria, los gastos (luz, limpieza, lavandería) suelen estar incluidos en el alquiler, pero si alquilas o compartes piso, tendrás que cumplirlo. Si alquilas, será tu responsabilidad mantener esta agenda al día; si compartes piso, tendréis que acordar la fecha de cobro de las contribuciones y el pago a los diferentes proveedores. También podéis dividir las tareas, pero programad una reunión mensual para revisar estas obligaciones y aseguraros de que se han cumplido.
En caso de avería, rotura o cualquier otro mal funcionamiento, deben contratar un seguro o definir una estrategia conjunta para evitar interrumpir el buen funcionamiento del alojamiento compartido. Para la limpieza y la lavandería, también deberán establecer un horario y asegurarse de que todos los copropietarios lo cumplan; de lo contrario, se arriesgan a sufrir muchas decepciones.





