Desde el 23 de julio, mediante una circular ministerial, el año sabático se ha convertido en un derecho para todos los estudiantes, aplicable desde el inicio del curso académico 2015. Gracias a este nuevo sistema, diseñado para proteger la condición y los derechos del estudiante, quienes deseen tomarse un descanso (un año) en sus estudios podrán hacerlo sin ser penalizados a su regreso, ya que este año sabático es, ante todo, una oportunidad para el desarrollo personal y profesional.

Un marco legal seguro
Si bien muchos estudiantes ya consideraban la idea de esta pausa beneficiosa, a menudo dudaban en dar el salto por razones financieras y administrativas (fin del estatus, fin de la seguridad social, etc.) pero también y sobre todo porque les costaba ser reconocida como una experiencia gratificante y continua. A menudo, los estudiantes debían justificar esta pausa o este paso atrás ante un formador o empleador muy desconfiado.
Lo que la circular aportará es precisamente esta seguridad tranquilizadora y una especie de garantía para que los estudiantes no se desvíen del camino al que se habían comprometido, sino que, por el contrario, lo integren en su trayectoria profesional e incluso lo valoren. Este conocimiento informal adquirido durante el año sabático (prácticas en el extranjero, participación en un proyecto humanitario, etc.) ya está bien integrado en algunos países nórdicos e incluso se tiene en cuenta para obtener el diploma.
Aunque la mentalidad francesa aún tiene dificultades para aceptar esta vía alternativa, y probablemente harán falta algunos años más para valorizarla realmente integrándola en el proceso de calificación, la circular debería al menos permitir a los estudiantes no dudar más en probar la aventura y poder reanudar sus estudios sin obstáculos.

Un interludio útil.
Llamado vagamente, y casi con recelo, año sabático en nuestros países francófonos, este año sabático se denomina interludio útil en los países del norte (traducción de gap year) porque representa para el estudiante una verdadera oportunidad de desarrollo personal, una experiencia vital, pero también una forma de encontrar un camino diferente en sus estudios. Al enfrentarse durante un año a la vida directamente (sin filtros ni intermediarios), el estudiante se convierte en una persona responsable y consciente que se autodisciplinará con mucha más facilidad y progresará de forma diferente en sus estudios con un proyecto profesional que también será un camino vital que responde a algunas de sus aspiraciones más profundas y sinceras.
Si en Francia muchas escuelas de negocios ya lo han integrado en sus planes de estudio, es sobre todo porque permite a los estudiantes ganar confianza, autonomía y una mayor capacidad de liderazgo.
Este año sabático es, por lo tanto, una verdadera oportunidad para crecer, ampliar horizontes y experimentar con las propias habilidades personales. Este año de retrospectiva a menudo permite ganar algo en la carrera profesional y realmente debería alentarse como tal.